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Tal y como están los mercados, ¿no se está volviendo el asesor financiero al menos tan importante como el gestor?
No cabe duda, la labor del asesor financiero es la más importante, y más en el actual entorno de volatilidad y de tipos bajos que se están prolongando en el tiempo. Ahora es más difícil que hace unos años obtener rentabilidades sustanciales con nuestras inversiones, por lo que resulta fundamental asumir algunos riesgos. Y el asesoramiento es fundamental. El asesor, a diferencia del gestor, va más allá y analiza las características personales del cliente, sus objetivos y necesidades, para, en función de estos parámetros, ofrecer las mejores recomendaciones para gestionar su patrimonio y sus emociones, que es lo más importante en el asesoramiento.
Con las nuevas normas, particularmente con MiFID II, se refuerza, al menos en teoría, el papel del asesoramiento independiente. Pero, ¿quién puede ofrecerlo de verdad?
Este es uno de los grandes retos a los que se enfrenta la industria en los próximos años. Para mejorar la calidad del asesoramiento, es importante avanzar en una relación más ágil con el cliente, con lo que la tecnología puede ayudar, pero siempre con profesionales y personas detrás que comprendan las emociones del cliente y sepan gestionarlas. Será una de las claves para llegar a clientes con patrimonios más bajos que, de otro modo, pueden quedar sin recibir asesoramiento verdaderamente independiente. No obstante, también es verdad que queda todavía un camino por recorrer en el ámbito del fomento de la educación financiera, que permite a la ciudadanía en general valorar la labor de los profesionales del asesoramiento, que debe ser percibido como un servicio necesario y con un coste, igual que ocurre con un médico o un abogado.
¿Tenemos en el mercado español suficientes asesores con la formación adecuada?
Yo creo que tenemos que ser optimistas con la mejora que ha experimentado el asesoramiento en nuestro país. Solo en EFPA España contamos con cerca de 35.000 miembros asociados que pasan un examen muy exigente para la obtención de la certificación, y cumplen una serie de requisitos, como cumplimentar horas de formación continua y respetar un estricto código ético. Las propias entidades, con ayuda de las mejoras regulatorias que ha implementado la industria, también han hecho un esfuerzo para que la cualificación, aptitudes y servicio de los profesionales de sus redes haya mejorado de forma sustancial.
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